Las mentalidades modernistas y
posmodernistas se diferencian en gran manera:
Por ejemplo, el pensamiento
modernista propone avanzar en conjunto, una sociedad que avance, hacia un
futuro idílico de fraternidad y compañerismo, una suerte de utopía que resuelve
los problemas establecidos, en contraposición, el posmodernista apuesta por
algo totalmente diferente, la realización personal del individuo, en donde los
deseos personales son la prioridad y la actividad y progreso en conjunto queda
en un segundo plano, ya no somos nosotros con el mundo, si no yo contra él, la
revolución personal.
Sabemos la verdad, pero poco
hacemos para que la mentira cambie. Ya que la lucha individual por algo
sistémico que afecta a muchos se ve como algo imposible, preferimos nuestra
superación personal.
La hipercomunicacion nos ha
demostrado que todos podemos ser líderes, figuras o ídolos, ahora solo es
cuestión de números en pantallas para ser “alguien”, los ejemplos a seguir ya
no son unos cuantos, son millones. Ya no es solo de izquierda o derecha,
también pueden ser de norte, centro, frontal, o cualquier dirección combinable posible,
los grupos ideológicos se complejizan y expanden.
Se prefiere una explicación fácil
a sucesos complejos, por ejemplo, justificar o explicar algún atentado, baja
económica, muerte de alguien importante, etc, con alguna conspiración, si
nuestro día estuvo mal fue culpa de cierto astro que se alineo con otro.
Podemos tener la explicación a mano gracias a la hipercomunicacion. La verdad
científica se vuelve subjetiva, dependiendo de quién, de donde o como se mire.
El discurso que se entrega, el
mensaje o la ideología ya no es tan importante, si no como este se expresa y se
da a conocer al resto.
Los posmodernistas perdimos la
privacidad, pero por nuestra propia culpa, exponemos nuestras vidas al resto
por atención traducida en likes y comentarios. Toda esta exposición al mundo es
atreves de redes sociales.
Los posmodernistas conocen y
creen en el valor de la naturaleza, pero al mismo tiempo se inclinan por una
sociedad consumista que no puede convivir de manera armoniosa con esta. De
igual manera, los intentos para frenar la destrucción de la naturaleza por
parte de los posmodernistas no son muy fructíferos, y muchas veces se limita a
solo conocer lo que sucede.
Se deja de pensar en el futuro y
se concentra en el hoy, el ahora.
La jerarquía se remplaza por la
igualdad y a la vez la homogeneidad se ve remplazada por la heterogeneidad de
las cosas. Ya nada es blanco o negro, puede ser toda la gama de grises
posibles.
La estética se vuelve parte
importante de lo que somos, proyectamos ciertas ideas y pensamientos a través
de la vestimenta, sin embargo, no solo se limita a eso, también a los objetos
que utilizamos de alguna marca específica o de alguna estética reconocible.
Para el posmodernista ya nada es
absoluto, todo es relativo, subjetivo, diverso, todo dura una determinada
cantidad de tiempo, hasta que aparece algo mas nuevo, novedoso y atractivo, que
luego cumplirá su ciclo y será enterrado nuevamente por algo aun mas nuevo y
novedoso.